Estado de conservación

de matusagaratí

Por muchos años el humedal de Matusagaratí se mantuvo aislado de las presiones humanas.

Las comunidades Darienitas hacían uso de sus recursos a través de la cacería, la pesca, la recolección y la extracción de especies maderables, principalmente a la orilla de los ríos. Las historias, leyendas, lo inestable de sus terrenos y la falta de fuentes de agua dulce, impidieron la ocupación humana.
En la década de los ochenta, cuando comienza la construcción de la carretera interamericana hasta Yaviza, inicia la transformación de los bosques a potreros, principalmente cruzando los cerros de Filo del Tallo, conocido como Tichichi anteriormente. Las zonas pantanosas del humedal han sido el único obstáculo que ha dificultado el avance de los potreros hacia el río Tuira, pero también han sufrido a causa de los incendios producidos por la quema descontrolada de los potreros adyacentes durante el verano. Los herbazales y bosquetes inundables colindantes a las zonas ganaderas son los que más se han visto afectados, ya que dependen del agua de lluvia y en los meses de marzo y abril están bastante secos. Estos humedales, al igual que El Pantanal en Brazil, arden por días enteros, debido a la materia orgánica acumulada, elevando las temperaturas, emitiendo gases de efecto de invernadero a la atmósfera y por tanto, empeorando los cambios en el clima, que en consecuencia, afectan la producción agrícola y pecuaria en un círculo vicioso que afecta a la gente y a la naturaleza.

Hace aproximadamente 15 años se inició un proceso distinto. La titulación de las tierras del humedal, lo cual es inconstitucional. Aunque las titulaciones se hicieron en pequeños lotes, luego dichos lotes han sido consolidados en fincas más grandes de miles de hectáreas. En algunas de estas fincas se ha ido transformando el herbazal inundable más extenso del país, primero en cultivos de palma aceitera y ahora en cultivos de arroz. La construcción de terraplenes y canales está desecando el humedal. Sumado a esto, se ha iniciado la fumigación aérea que también afecta zonas tradicionales de pesca y cacería que sirven de sustento a las comunidades locales.